Silencio
SILENCIO… Se suele pedir silencio porque es el momento en que hablen los garrotes. Y éstos suenan no sólo con el chocar de uno y otro: suenan porque les corresponde a ellos la expresión que se ha de escuchar, la que se transmite en ese momento en la que se nos pide bajar la voz para entender mejor lo que estamos viendo. Pero muchas veces sucede que quien está jugando deja de escuchar tanto el golpe de los dos palos entre sí como el mismo silencio requerido. Entonces oye el aire que corta el acebuche cuando se mueve en éste, oye su propia respiración y la de la otra persona que tiene enfrente. Incluso percibe el eco adelantado del próximo movimiento que le ha de poner en guardia. Si: es tanto...