Al acebuche no hay palo que le luche
“Al acebuche no hay palo que le luche”, nos decía el viejo pastor. Y nos bastaba este dicho del saber popular para hacernos una idea del tipo de madera que este árbol nos proporciona. Si bien existen otras especies arbóreas que nos surtan de varas dignas de ser empleadas para los usos a los que nos estamos refiriendo, como lo son el escobón, el almendrero o el brezo, el acebuche ha tenido siempre una consideración especial tanto por parte de los pastores como de los campesinos. “Al escobón le dio un bofetón”, “al almendrero le dio palos en el terrero”, “al brezo y el escobezo le dio por los besos”, “de la melosilla hizo astillas”, “al barbusano no le dejó un hueso sano”… Estos versos nos hacían comprender el lugar que ocupaba, y ocupa, el acebuche a la hora de ser comparado con otras maderas. La dureza y flexibilidad de sus varas quedaban, por lo tanto, disculpadas. ...