El último Aguijante
La palabra “guanche” es una palabra moderna que de hace poco nos la acabamos de inventar. O eso es por lo menos lo que opinaba Manolito Guedes. Nos decía este pastor que nunca la oyó decir por boca de sus abuelos ni por persona alguna que fuera más viejo que él. Menos aún que sirviera para designar a los antiguos habitantes de esta isla. Los pastores y pastoras de las cumbres de Gran Canaria usaban las palabras “aguijantes” o “canarios” cuando trataban de nombrar a los moradores que vivían en estas tierras antes de la guerra, no la Civil del 36, sino aquella que terminó por sufragar Isabel La Católica los días en los que no se levantaba muy católica. E incluso llegó Manolito, en más de una ocasión, a pronunciar el término “agigante” y “antiguos canarios” cuando nosotros le preguntábamos por quienes poblaran esta isla siglos atrás.
...se me quedaba en la cabeza. Nos llamaba la atención porque no se oía hablar de otra cosa…sino esos señores que venían hablando… y así se me quedó en la cabeza.
Y nos contaba su cabeza que los aguijantes vivian de los animales y con los animales, ovejas y cabras. Y éste en particular habitaba por la zona de El Escobonal y Los Orillones, cerca de la Caldera de Los Marteles. Estaba allí porque era pinar…
…pues entonces, en ese pinar, ese canario… allí había agua, que le llamaban el Agua Loriano, que hoy axiste el Pozo Loriano, en el sitio aquel …y las ovejas venian a beber agua a donde llamaban La Fuente Loriano…
…pero ese aguijante, que quedó solo, no le podían entrar porque era muy fuerte, y entonces…
… y entonces un godo se puso de acuerdo con los demás…que no lo molestaran, que lo dejaran tranquilo, que él se hacía cargo de él.
…no, no le daban nombre, no le decían sino canario y aguijante. Bueno, pues que se puso a acecharlo, el godo, cuando el aguijante traía el ganado al agua, que bebían las ovejas… se dían a la sombra de los pinos, a acarrarse, porque huyendo del calor. Y entonces el godo se montó en un pino a acechar al aguijante. Cuando el aguijante, el ganao iba y se acarraba, el aguijante no vía a nadie, día y sacaba leche de las ovejas y comía,… y se acostaba a dormir… y el godo acechando…
…y cuando el aguijante se quedó dormío, se abajó el godo del pino, con dos finchos. Y cuando llegó, …el aguijante dormío,…
…le mandó los finchos por los ojos y…
…¡ le saltó los ojos al aguijante !
Entonces se juntaron y lo mataron. Y lo enterraron allí, que allí está la Asepultura del Aguijante. Ellos mismos, si, los godos. Lo cojieron, le hicieron el sepulcro y lo enterraron. Y allí acabaron con el último aguijante.
…que los godos por lo visto eran esa gente que vinieron a caballo y esas historias, a matar aguijantes. Y los aguijantes tenían mieo… y se empareaban… y se morían juyendo de los godos.
Me jacían a mí los cuentos los viejos, porque nosotros preguntabamos, que eramos chicos, que por qué estaba aquello empareao. Y nos decían los viejos : ¡eso no se toca! …¡que esa es la Asepultura del Aguijante!



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