Despacio, hasta llegar al suelo
“…tienen el arte se saltar de roca en roca cuando viajan; el método es como sigue: el hombre lleva un largo palo o lanza, con una contera en la punta, y cuando quiere descender de una roca a otra apunta al lugar adonde quiere saltar con la extremidad de su lanza, se arroja sobre ella y clava la punta de la lanza, de manera a colocarla perpendicular al suelo, y entonces se deja deslizar a lo largo de ella, despacio, hasta llegar al suelo…”
Así describía George Glas en su “Descripción de las Islas Canarias”, allá por 1764, el uso que “los campesinos, especialmente los de La Gomera”, hacían de un palo largo o lanza que empleaban para “viajar”. Y viene este párrafo precedido de otro que habla de lo inadecuado que son los carruajes tirados por mulas en estas islas, por lo empinados y rocosos que son sus caminos.
Parece ser que Mr. Glas andaba tan preocupado por describir el modo de locomoción empleado por estas latitudes que no halló vestigios de deporte, juego, costumbre típica, ejercitamiento o simple diversión en eso de saltar de roca en roca con un palo grande en las manos. No, sólo menciona este arte como un modo de viajar.
Doscientos sesenta años después, todavía hay habitantes de estas islas que, cuando quieren viajar, usan un palo largo, con un regatón en la punta, y cuando descienden de una roca a otra, apuntan al lugar a donde quieren saltar, fijan la lanza o garrote… y entonces se dejan deslizar a lo largo de ella, despacio, hasta llegar al suelo…”.
Estamos, pues, de acuerdo con Mr. Glas en lo inadecuado que son los carruajes tirados por mulas.
desde el sureste de Gran Canaria,
para hierbolario.blogspot.com,
Eduardo González.




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