Hubo una vez
Hubo una vez en la que, en el gimnasio de un colegio, se utilizaron sus paredes para sostener una exposición a base de paneles, fotografías y otros objetos que permitieran explicar a su alumnado nociones básicas sobre el pastoreo en Canarias. Todo ello para que el monitor, casualmente éste que les escribe, se pudiera ayudar en sus explicaciones: aquellas encaminadas a hacerles comprender a las alumnas y alumnos el origen del Juego del Garrote Tradicional de Gran Canaria.
Hubo una vez, esa misma, en la que en la misma escuela se dio la oportunidad al alumnado de coger un garrote entre sus manos y aprender lo más esencial del juego mencionado.
Hubo una vez que durante un par de semanas, y en horas lectivas, se produjo dicha oportunidad. La dirección del CEIP Camino La Madera y su Asociación de Madres y Padres, AMPA “Camino de Amurga”, la hicieron posible. La Escuela de Garrote La Revoliá proporcionó tanto el monitor como los conocimientos necesarios para ello.
El caso es que yo cobré mi trabajo. Si de la anterior ecuación eliminamos de ésta a La Revoliá, es fácil adivinar quién sufragó económicamente dicha actividad. Tengo un buen recuerdo de aquellas semanas: tanto por los resultados obtenidos como por que se hizo conciencia que un docente, por mucho que respire, no vive solamente del aire.
Ahora me pregunto que, si existiendo organizaciones que reciben subvenciones públicas (como es el caso de Federaciones Canarias) seguirá dependiendo de los Centros de Enseñanzas, de las ganas de algunos de sus docentes o de sus AMPAS el que se realice la divulgación y promoción de nuestra propia cultura. Incluso que el gasto del material didáctico necesario para ello corra a cuenta de las asociaciones culturales.
Tengo la sensación que hay algo que no entiendo aunque también es posible que mis entendederas sean pocas.
para hierbolario.blogspot.com,
Eduardo González.
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