Más allá de una declaración


 Más allá de una declaración

Cuando un elemento de nuestra cultura es declarado Bien de Interés Cultural (BIC), deben activarse los medios que permitan protegerlo, estudiarlo y transmitirlo. No basta con reconocer su valor simbólico: es necesario garantizar su continuidad en el tiempo. En el caso del Juego del Garrote Tradicional de Gran Canaria, la declaración como Bien de Interés Cultural Inmaterial subraya que este legado no reside en un objeto ni en un lugar, sino en las personas que lo practican, lo enseñan y lo mantienen vivo. Es un patrimonio que respira, que se transforma y que depende de la comunidad que lo custodia.

Por eso, la reciente declaración del Juego del Garrote como Bien de Interés Cultural Inmaterial debe entenderse como el inicio de un compromiso colectivo. Lo que la ley reconoce no es solo la existencia de una práctica, sino la responsabilidad compartida de mantenerla viva, comprendida y respetada en su dimensión más profunda.

La Ley de Patrimonio Cultural de Canarias es clara al respecto. No basta con proteger el patrimonio: hay que asegurar su mantenimiento y fomentar su conocimiento. Esto significa que las administraciones públicas deben garantizar la supervivencia material del legado y su transmisión. Y señala otras obligaciones que rara vez se cumplen: crear y mantener los órganos administrativos encargados de su gestión, impulsar la investigación y difundir sus valores de forma accesible y rigurosa. En el caso del Juego del Garrote, esto implica documentar su historia, sus variantes, sus practicantes y sus contextos sociales. Implica comprenderlo como un sistema de conocimiento que forma parte del patrimonio vivo de Canarias.

Aún más relevante es la llamada que hace la propia ley a integrar su estudio y valoración en los currículos educativos. Incorporar el Juego del Garrote en la educación formal y no formal es una manera de restablecer el vínculo entre generaciones y de recuperar una forma de respeto hacia la memoria corporal, la disciplina y el sentido de pertenencia que esta práctica transmite.

La ley también invita a las instituciones a colaborar con las asociaciones culturales y las entidades locales que, muchas veces desde la precariedad, han mantenido vivo el garrote durante décadas. No se trata de sustituirlas, sino de respaldar su labor, reconocer su autoridad y escuchar su experiencia como comunidades portadoras.

La protección legal, además, invita a entender el patrimonio cultural como factor de desarrollo. En este sentido, el Juego del Garrote puede convertirse en recurso educativo, cultural y comunitario. La ley establece, asimismo, que los ayuntamientos deben difundir los bienes integrantes del patrimonio cultural radicados en su término municipal, del mismo modo que los cabildos lo harán en el ámbito insular. Y exige integrar la protección del patrimonio en las políticas sectoriales de educación, investigación, servicios sociales, accesibilidad, cultura, deporte, ciencia y cualquier otra que pueda incidir en él.

El reconocimiento legal es, por tanto, un compromiso más que una condecoración. Una invitación a mirar más allá de la declaración y a preguntarnos qué hacemos —desde las instituciones, desde las escuelas, desde las comunidades— para que este legado siga respirando.

En la Primera Jornada de Juego del Garrote Tradicional de Gran Canaria —martes 2 de diciembre, Teatro Víctor Jara (Sala Nelson Mandela)— Ángel Rodríguez Fleitas, Inspector de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias; Eliezer Medina Moreno, licenciado en Historia; y Ulises Castro Núñez, profesor de la ULPGC, conversarán con el público sobre todas estas cuestiones… y más.

para hierbolario.blogspot.com

Eduardo González 


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