Pella de gofio y premio
Me costó un buen rato recordar el título de aquel libro que leí hace más de treinta años, pero, tras un forcejeo mental, las neuronas hicieron su trabajo. Según los expertos en neurología, esto es positivo: lo preocupante no es olvidar algo, sino olvidar que algo se te olvida. Porque cuando olvidamos sin ser conscientes, no sabemos qué parte de nosotros mismos se ha esfumado. Y eso, dicen, es el principio del vacío. Celebrando los 75 años del Molino de Gofio Pérez Gil, me tocó romper el silencio. Bueno, el gofio. Subí al escenario con mi voz que, siendo sincero, cada día me gusta menos. Dije algo que podía resumirse en un par de frases: desde antaño, los extensos llanos del sureste de Gran Canaria fueron grandes productores de grano, y los molinos fueron vitales para convertir cereales en harina y gofio como sustento. De los rastrojos de tanta agricultura se beneficiaba el pastoreo; el zurrón que llevé al acto simbolizaba la unión, teniendo agua, entre el ganado y la tierra que nos al...