Entradas

Antes de que vuelvan a preguntar si existíamos

Imagen
  Antes de que vuelvan a preguntar si existíamos Las prácticas del juego del garrote se realizaron en un parque público: un pedazo de tierra abierta, unas sombras de árboles y el cielo por techo. El parque de “La Libertad”, justo en el centro de Vecindario, ofreció ese espacio sin pedir nada a cambio. Allí se reunieron los primeros jóvenes que decidieron sacar el juego a la calle. Un cartel fotocopiado en alguna pared y un número de teléfono particular bastaron para comenzar la divulgación. Y una sábana blanca convertida en pancarta, donde alguien escribió “El Juego del Garrote: algo más que un deporte”, declaraba la intención de aquellos días: enseñar, sí, pero también reclamar la cultura en la calle. Lo que ocurrió entonces fue la señal temprana de algo más profundo: el intento de levantar una identidad desde la tierra común, de abrir un espacio propio, de defender el derecho sencillo y, a la vez, misteriosamente complejo de sentirse parte de un todo. En aquellas manos jóv...

El eco de un juego sin dueño

Imagen
  El eco de un juego sin dueño A veces los conflictos no nacen de fuera, sino de la necesidad íntima de preguntarnos a quién pertenece realmente aquello que sentimos como nuestro. La declaración del Juego del Garrote Tradicional de Gran Canaria como Bien de Interés Cultural ha funcionado como un espejo inesperado: uno que obliga a mirar no solo el juego, sino la trama de intereses, silencios y fragilidades que lo sostienen desde hace décadas. Porque un BIC no es una medalla. No premia, no bendice, no elige maestro ni escuela. Es, sencillamente, un acto administrativo que constata que un bien cultural corre peligro y necesita protección, estudio y continuidad. Pero esa protección, paradójicamente, inquieta. La Federación, que durante años ha gestionado el discurso del garrote a su manera, ha sentido que la declaración era una invitación no pedida, una irrupción externa en un espacio que consideraba suyo por derecho natural y por la legalidad de las leyes deportivas. Y así lo h...

Más allá de una declaración

Imagen
  Más allá de una declaración Cuando un elemento de nuestra cultura es declarado Bien de Interés Cultural (BIC), deben activarse los medios que permitan protegerlo, estudiarlo y transmitirlo. No basta con reconocer su valor simbólico: es necesario garantizar su continuidad en el tiempo. En el caso del Juego del Garrote Tradicional de Gran Canaria, la declaración como Bien de Interés Cultural Inmaterial subraya que este legado no reside en un objeto ni en un lugar, sino en las personas que lo practican, lo enseñan y lo mantienen vivo. Es un patrimonio que respira, que se transforma y que depende de la comunidad que lo custodia. Por eso, la reciente declaración del Juego del Garrote como Bien de Interés Cultural Inmaterial debe entenderse como el inicio de un compromiso colectivo. Lo que la ley reconoce no es solo la existencia de una práctica, sino la responsabilidad compartida de mantenerla viva, comprendida y respetada en su dimensión más profunda. La Ley de Patrimonio Cu...

Primera Jornada de Juego del Garrote Tradicional de Gran Canaria

Imagen
Primera Jornada de Juego del Garrote Tradicional de Gran Canaria Un encuentro para entender y proteger el patrimonio cultural El próximo martes 2 de diciembre, el Teatro Víctor Jara —en su Sala Nelson Mandela—, en Santa Lucía de Tirajana, acogerá la Primera Jornada de Juego del Garrote Tradicional de Gran Canaria, un espacio ideado para compartir y profundizar en una de las expresiones del patrimonio cultural isleño. La reciente declaración del Juego del Garrote como Bien de Interés Cultural Inmaterial —de ámbito insular para Gran Canaria— abre una etapa decisiva. Y como no basta con reconocer su valor simbólico, se vuelve imprescindible comprender qué implica esa protección y qué compromisos conlleva. Esta jornada nace con esa intención. Preservar un bien inmaterial supone atender a las personas que lo transmiten, documentarlo con rigor y asegurar que las nuevas generaciones encuentren en él un lugar de aprendizaje y continuidad. No se trata solo de mirar al pasado, sino de ...

El fraude de la vergüenza

Imagen
  El fraude de la vergüenza Hace unas semanas circuló por ahí una foto de familia tomada a las puertas del teatro Víctor Jara, después de la entrega del Ídolo de Tirajana en el apartado de Identidad, que el Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana decidió otorgar a La Revoliá. En la imagen, además de allegados, aparecían las hijas del maestro Manuel Guedes, recordando —por si hiciera falta— que la continuidad también se sostiene en la memoria. La reacción fue inmediata: mensajes de felicitación, palabras de cariño, reconocimiento al trabajo silencioso de quienes llevan décadas cuidando una tradición que, a estas alturas, ya forma parte del esqueleto de nuestra identidad. Nada fuera de lo común: cuando las cosas se hacen bien, la gente suele advertirlo. Y agradecerlo. Porque la memoria no necesita imponerse; con aparecer, basta. Pero entre los comentarios surgió una voz que decidió elevar la conversación a cotas sublimes. Calificó la imagen con dos únicas palabras: “vergüe...

La Mesilla de Samarín

Imagen
  La Mesilla de Samarín En las medianías de Amurga aún permanecen, respirando los pasos de quienes las habitaron, los restos de un pasado que se agarró a la tierra. Allí, entre lomas suaves y laderas que enciende el viento, se alza La Mesilla —o La Mesilla de Samarín— como testigo de una vida que, aparentemente sencilla, exigía un pulso constante con la tierra y los animales. En su interior queda todavía la huella doméstica: la cueva pulida por el roce del tiempo, la superficie lisa donde reposaban los quesos recién hechos y el canal estrecho que guiaba el suero con una precisión humilde. Afuera, una habitación levantada en piedra seca y un pequeño corral completaban el mundo de quienes vivían de su propio cuidado y del conocimiento heredado, sin más herramientas que la paciencia, la intuición y la fuerza del día a día. Pero lo esencial siempre estuvo más afuera. Las tierras de medianías —amplias y abiertas— extendiéndose como un rumor continuo. Lomas que se acunan entre s...

Llanto compungido

Imagen
  Llanto compungido Es de esos llantos que decimos compungidos: con pujidos que suben desde la raíz hasta el pecho queriendo aflorar al aire. Y queriendo encontrar un habla que solo halla silencio. Sin embargo, ahí sigue, doblado sobre sí mismo, como un cuerpo que resiste, trazando con sus ramas un mapa de memorias calladas. Bajo él, la tierra se abre en tonos cálidos, señalando el pulso de lo que aún late aunque nadie lo mire. Cada rama caída recuerda la violencia cotidiana, la avaricia y el descuido; cada raíz expuesta es un hilo que nos enlaza con quienes amaron esta tierra y ya no están. El aire, blanco y cargado de casi nada, acaricia las ramas como quien se disculpa por la pérdida. Y en ese gesto se esconde un grito: un clamor que denuncia la destrucción silenciosa y que interpela a quienes miran sin ver. El tarajal resiste sin callar. Habla con su cuerpo torcido, con su sombra alargada sobre la tierra desprotegida, mostrando que la vida no es un lujo, que la memoria d...