Corazón de tomate
Corazón de tomate Llevaba tiempo cosiendo tomates como si en cada uno de ellos intentara recuperar lo que un día se le quebró sin aviso. Crecido entre cultivos, creyó que su juventud avanzaría siempre igual, trepando caña arriba como una savia que no sabe de venenos. Pero llegó aquel mandato —seco y ajeno— que lo arrancó de la tierra y lo empujó a un silencio que no era suyo. Vestido con un uniforme que le raspaba la piel como una culpa prestada, pronunció juramentos que jamás comprendió mientras algo dentro se le astillaba sin remedio. Hasta que un día, desde su propio fusil, salió una bala que no pudo detener: una línea de plomo que cortó el aire, atravesó un corazón y lo dejó sin latido. Desde entonces carga con ese disparo como quien lleva un hierro ardiendo metido en el pecho. Cuando por fin regresó ya no encajaba en ningún sitio. La tierra seguía allí pero él no; caminaba entre los recuerdos como alguien que hubiera olvidad...