Con tan sólo una mirada


…y que cuando viejo  -y cuando ya todo le quedaba viejo-  solía sentarse en el rellano que no era más que piedra a la puerta de la Iglesia. Pero a misa y en banco nunca. Aún así el de la sotana siempre acudía a él después de su oficio de cruz y raya para saber quién sí y quién no a éste faltaban. Y siempre fue un misterio como el anciano pastor atinaba con tan sólo un mirar. Un día me lo dijo arrente la oreja: "Las personas -cuando se arrebañan- son como las cabras. Y como ellas van amigadas. A veces en grupos granditos; o de a tres; o emparejadas por gusto naíta más. Por no estar una adivinas a las otras. De esta manera te vas acordando hasta que en el corral entran todas. O no.".


También me añadió -más bajito pero con ganas- que el que los trataba como ganado, llamándolos a repiques de cencerra grande y campana, engordó mucho con los quesos que a su mujer le descuadraban. Que a echarlos en falta también aprendió… con tan sólo una mirada.


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