La Revoliá, discurso de cultura colectiva


 


Dijimos una vez que La Revoliá comenzó su andadura en “un parque público que tenía el cielo por techo y por nombre “La Libertad”.  Y no se pretendía con estas palabras escribir un bonito verso. Se trataba de reflejar el nacimiento y la creación de un colectivo de jóvenes cuyas intenciones fueron reunirse, asociarse y divertirse trabajando en torno a un tema del que todavía no conocían mucho.

 

       Si se nombró al cielo por techo simplemente fue porque nos mojábamos cuando llovía. Y cuando hacia frío, frío se pasaba. Y cuando soplaba el viento nos asocábamos al abrigo de una pared. En definitiva: el cielo se convirtió en nuestro techo porque no disponíamos de local o aula alguna en la que reunirnos o instalar nuestras ilusiones.

 

Fue entonces, en la primavera de 1987, cuando comenzamos a compartir “La libertad” con el nombre del parque donde organizaríamos nuestras inquietudes.  También es verdad que compartíamos la libertad con la calle y en la calle: la libertad urbana de quienes pasaban por allí, la libertad de quienes deciden sentarse y mirar lo que hacen otras personas o la libertad de quienes quisieron unirse a su práctica.


De esta manera se tuvo la oportunidad de aprender a manejar un palo, un palo al que los pastores de Gran Canaria llaman “garrote” y que desde tiempos antiquísimos, al igual que sus ascendientes, emplearon como herramienta indispensable en sus labores diarias.



 

El garrote en cuestión es un palo grande y fuerte, un poco mas alto que la persona que lo emplea, y que, sujetado con ambas manos, fuese empleado en la actividad pastoril para ayudarse a caminar, para dirigir el ganado, o bien, si la ocasión lo requería, para defender tanto sus propiedades como la propiedad de la integridad física de quien lo maneja. Heredado de quienes poblaron esta isla en tiempos pretéritos fue conservado a través del paso del tiempo por quienes siguieron practicando un modo de vida  que aún hoy día, a duras penas, sobrevive.


Y aquellos jóvenes, en un parque público al aire libre, se empeñaron en volver a hacer presente una tradición que corría peligro de desaparecer y caer en el olvido. Practicando y entrenando dos días por semana, siempre a la sombra de una pancarta donde se leía “el juego del garrote, algo más que un deporte”, este colectivo humano empezó a coger forma.

 

De esta manera comenzaría a participar activamente en diferentes muestras de deportes tradicionales y de cultura popular, organizando el “II Encuentro Insular de Garrote” en la Casa de La Cultura del Cruce de Arinaga. También se recibió la invitación a participar en “II Encuentro Canario de Juego del Palo” desarrollado en Valleguerra, en Tenerife, el 5 y 6 de Octubre de 1987. Y se estuvo presente  en  la creación e inauguración de la Escuela del Palo Conejero, dirigida por el Maestro D. Crispín Feo, en Arrecife en Noviembre del mismo año.


Se establecieron relaciones con diferentes grupos de otras islas. En Tenerife, con el Centro de Palo de Granadilla de Abona, la Escuela de Palo de Los Morales y el Centro Universitario de Palo Canario de la Universidad de La Laguna. En Fuerteventura, con las Escuelas de Corralejo y Puerto Cabras. En La Palma, con los alumnos de D. Tomás Hernández. En el Hierro con el jugador D. Eloy Quintero.

 

Entonces llegó el momento en que se creyó oportuno dar cierta formalidad a la historia que se empezaba a escribir. Así, en un local cedido por el Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana, la Asociación Deportivo Cultural “Escuela de Garrote La Revoliá” abrió sus puertas al público un 17 de Noviembre de 1989.




 

De un grupo de personas jóvenes que practicaban con sus ilusiones en un parque a crear una escuela de garrote. Ese fue un paso importante, un paso en el que disponer de local sería un factor determinante.

 

 Maestro Manuel Guedes fue el pastor con el que se entabló una relación que inexplicablemente perdurará más allá de su existencia física y de la nuestra. Pastor afincado en el barrio de Casa Pastores, descendiente de familias de pastores de las cumbres de Gran Canaria, fue representante directo de una cultura surgida durante cientos de años en estas islas.

 

 Contarles acerca de él nos remitiría a otras épocas. E indiscutiblemente a otra ocasión puesto que no disponemos del tiempo necesario en esta charla para referirnos a su persona en la medida justa y necesaria.

 

 Maestro Manuel Guedes tuvo la infinita capacidad de relación con muchísimas personas de diferentes épocas, épocas anteriores y posteriores a la suya. Y con esa capacidad supo tratar a los jóvenes que se acercaban a él sin diferencia alguna en el sexo, en la raza, en la religión, en los pelos largos o en la forma de vestir.





Este humilde pastor, ya de mayor, estuvo muchos años sentado a la puerta de su casa esperando el momento oportuno, la pregunta adecuada y el acercamiento necesario. A partir de entonces fue tratado como un informante, como el revelador de historias y conocimientos a punto de desaparecer en el olvido. Mas tarde fue entendido como maestro y como tal fue tenido hasta el último de sus días.

 

Nuestra relación con Manolito partió del respeto hacia nuestras generaciones anteriores de las cuales hemos recogido todos los conocimientos posibles en un intento por preservar nuestra cultura. Y gracias a su increíble personalidad, capaz de devolvernos nuestro propio reflejo en forma de preguntas a asuntos con los que nos enfrentamos a menudo en nuestra vida diaria, a La Revoliá no le resultó difícil continuar con la travesía iniciada.

 

 Durante los siguientes años las muestras de juego del garrote, de salto del pastor, de cursos, de participación en diferentes encuentros, en diversas actividades relacionadas con la cultura popular y colectiva, fueron continuas.




 

Se hizo posible que el garrote se manifestara en muchas fiestas populares, como las “del Almendro  en Flor”, en Valsequillo y  Tejeda, en diferentes encuentros folklóricos, muestras artesanales, luchadas… Se participó en las “Fiestas del Beñesmen”, en la “Muestra de Cultura Popular Canaria”, en varios programas de TVEC “La luchada”, en las I y II Jornadas Culturales organizadas conjuntamente con el Centro de Adultos de Vecindario, en diferentes Rutas de Bentejuí, en La Semana Canaria que organizaron los Centros Públicos del Valle de Jinamar, en la Inauguración del Techado e Iluminación del Terrero de Luchas de Vecindario…

 

Cabria destacar las ediciones organizadas de las “Semanas Homenaje al Pastor” que pretendían acercar el mundo pastoril a todos nuestros conciudadanos.

 

Está dinámica continuó durante más de una década. Se sucedieron los Encuentros Regionales de Palo, Los Encuentros Internacionales, los Congresos y Aniversarios, los diferentes Homenajes, las distinciones…


Es verdad que principiando este siglo se decidió devolver el local que durante buena parte de nuestras vidas fue una de las bases operativas del colectivo. Y se decidió devolver en un acto de conciencia. Cuando el cansancio aparece, cuando el compromiso decae, es preciso realizar un punto  a parte e intentar respirar aire nuevo. No es necesario obligarse mas allá de las propias capacidades ni tampoco tensar la cuerda.

 

 Después de un tiempo y, dándonos cuenta que el mundo sigue girando, algunos de aquellos jóvenes no hemos querido olvidar nuestros orígenes. Con unos cuantos años más sobre nuestras espaldas, y sobre nuestras conciencias, hemos vuelto a la calle, a caminar por las aceras, a jugar en los parques y en las plazas de los barrios, a entrar en las escuelas y los institutos. Y este es el presente de hoy, el presente que nos hace estar esta mañana aquí con todos ustedes.

 

 Estamos aquí porque creemos que, desde nuestra experiencia, es útil querer y pretender animarlos en su juventud, que es la juventud de todos, a que estudien y aprendan, a que se asocien y se organicen colectivamente con sus semejantes. Sus ansias y sus deseos, sus inquietudes y esperanzas, todo aquello que pongan atentamente sobre cualquier cosa, por simple que esta sea, los llevará a convertirse en lo que ustedes quieran.

 

Y si estas ansias e inquietudes son capaces de ponerse sobre cualquier tema de manera colectiva, los resultados serán imprevisibles. Trabajar y estudiar como entes individuales seguramente los convertirá en mejores hombres y mujeres. Pero hacerlo colectivamente los transformará en un mejor grupo de personas, en un instituto excelente, en un pueblo sobresaliente, en un país necesario. La decisión está es sus manos y las respuestas esperan por la colectividad de éstas.


para hierbolario.blogspot.com,

extracto de comunicación

presentada en abril del 2011,

en el I.E.S. José Zerpa (Vecindario),

con motivo del bautizo

de un aula de dicho centro

dedicada a la Escuela de Garrote “La Revoliá ”.


 



 

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